Vigencia de las Escrituras Bíblicas – Isaías 59

Dios nos habla de la Revolución Cubana. (I)

Una vez más hago un alto en la narración de experiencias que viví en Cuba para compartir un mensaje que a mi entender tiene mucho más significado. Experiencias más o menos no van a hacer una gran diferencia si se demoran un poco más en ser compartidas y sin duda lo que yo haya enfrentado de dificultades en nuestra isla dista mucho de la cruda realidad que han enfrentado otros compatriotas. Las ya mencionadas de alguna forma habrán servido para arrojar un poco más de luz sobre la naturaleza de esa pesadilla que ha atravesado nuestra Patria en los últimos cincuenta años, aunque muchos se empeñen en verla como una etapa de logros. El fruto es más que evidente y aunque pudieramos considerar que ese no fue el fin que se perseguía, sin duda que no podía ser otro después que aquellos con el control del poder escogieron el camino que todos conocemos, el del comunismo, que es donde radica la clave del problema.

En el artículo anterior habíamos hablado sobre la vida que toman escrituras bíblicas de más de dos mil años cuando vemos que se convierten en el espejo en que se mira nuestra realidad cubana. Ese poder que encierran frases tan antiguas se manifiesta también en el contenido del texto a que haré referencia en el presente artículo, el cual no hay ninguna necesidad de forzar para que se ajuste a nuestra experiencia, pues es evidente la forma en que se va fundiendo con nuestro presente. Pienso que ya nos acercamos al final de esta etapa, cuando todas las piezas vayan cayendo en su lugar como parte de la solución a ese rompecabezas que ha sido la tan conocida Revolución Cubana.

Ninguna otra nación de América excepto Cuba registró en su historia el primer día del año 1959 como la fecha que estableciera en su historia un cambio con la significación que tuvo el nuestro, un antes y un después tan marcados, hecho que condujo a la proclamación de un sistema completamente ateo, lo que se llevó a la práctica de forma muy poco pacífica, arremetiendo con fuerza contra todo aquello que tuviera que ver con Dios y con la religión, matando valores, reprimiendo al pueblo y llevándolo a los límites de la necesidad para que enfrascado en cómo hacerle frente en el díario vivir, no le quedara tiempo para ocuparse en la búsqueda de su libertad. El resto ya lo conocemos. Tales hechos no han pasado inadvertidos para el mundo espiritual y es inevitable que se manifiesten las consecuencias.

Escudriñando en  frases de las escrituras podremos identificar cada situación, cada símbolo, cada personaje. Trataré el tema en tres partes para evitar un artículo demasiado extenso al tener que mencionar diferentes partes de la Biblia, ya que dicha fecha en 1959 genera tres enfoques a analizar. El primero es la naturaleza de ese hecho a la luz de las escrituras, en segundo lugar la condición en que viven las personas como consecuencia del sistema que se implantó en ese año y por último tener una idea de hasta cuando van a prevalecer dichas condiciones, mejor aún, cuándo comenzaría el final de ese sistema.

Ocupados entonces en esclarecer lo que representó en sí el establecimiento de un sistema socialista en Cuba a la luz de las escrituras, vayamos al libro de Isaías, que habíamos visto en previos artículos que representaba “La Salvación de Jehová”, “Salvación de Dios” o “El Señor Salva”. Esa palabra de Isaías hará las veces de balanza para pesar los espíritus y las intenciones de sus protagonistas, actores en hechos con repercusión en la vida de muchos seres humanos. ¿Por qué Isaías? Simplemente porque buscaremos un capítulo 59, que lo encontramos solo en los salmos que llega a 150 y en Isaías que llega hasta el 66, y lo hacemos en Isaías por su significado, «salvación», y la palabra de Dios nos revelará si fue eso precisamente lo que vino a Cuba con la entrada de los rebeldes en La Habana en 1959.

Les copio íntegramente el capítulo 59 del libro de Isaías. Ya no serán solo las conclusiones por lo que cada uno de nosotros haya vivido, o familiares o amigos, las que nos aclaren la naturaleza real de esa experiencia de 1959, sino serán las mismas escrituras bíblicas las que nos lo manifiesten. Hemos hablado de abusos, de traición, de mentiras, de falta de justicia, pero ahora podremos darnos cuenta hasta qué punto ha estado Dios al corriente de nuestra realidad.

Palabra de Dios para Cuba.  Libro de Isaías

Capítulo 59 (Dios Habla Hoy. DHH)

Culpa y castigo de Israel (Cuba). (Habla Isaías)

1 El poder del Señor no ha disminuido como para no poder salvar,
ni él se ha vuelto tan sordo como para no poder oír.
2 Pero las maldades cometidas por ustedes
han levantado una barrera entre ustedes y Dios;
sus pecados han hecho que él se cubra la cara y que no los quiera oír.
3 Ustedes tienen las manos manchadas de sangre y los dedos manchados de crímenes;
sus labios dicen mentiras, su lengua emite maldad.
4 Nadie hace denuncias justas, ni va a juicio con honradez.
Confían más bien en la mentira y en palabras falsas;
están preñados de maldad y dan a luz el crimen.
5 Incuban huevos de víbora y tejen telarañas;
el que come esos huevos, se muere, y si uno los aplasta, salen serpientes venenosas.
6 Con esas telarañas no se hacen vestidos; nadie puede vestirse con lo que ellos tejen.
Sus acciones son todas criminales: sus manos trabajan para hacer violencia,
7 sus pies les sirven para correr al mal, para darse prisa a derramar sangre inocente.
Sus pensamientos se dirigen al crimen, y a su paso sólo dejan destrucción y ruina.
8 No conocen el camino de la paz, no hay rectitud en sus acciones.
Los caminos que siguen son torcidos; los que andan por ellos no encuentran la paz.

Confesión del pueblo

9 Por eso la salvación se ha alejado de nosotros y la liberación no se nos acerca;
esperábamos la luz, y no hay más que oscuridad;
esperábamos la claridad, y andamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como ciegos junto a una pared, como si no tuviéramos ojos;
en pleno mediodía tropezamos como si fuera de noche;
teniendo salud, estamos como muertos.
11 Todos nosotros gruñimos como osos, gemimos como palomas;
esperamos la salvación, pero no llega; esperamos la liberación, pero está lejos.
12 Nosotros te hemos ofendido mucho y nuestros propios pecados nos acusan;
tenemos presentes nuestras culpas y conocemos nuestras maldades.
13 Hemos sido rebeldes e infieles al Señor, no quisimos seguir a nuestro Dios,
hemos hablado de violencia y de traición, hemos hecho planes para engañar a los demás.
14 La justicia ha sido despreciada, la rectitud se mantiene a distancia,
la sinceridad tropieza en la plaza pública y la honradez no puede presentarse.
15 La sinceridad ha desaparecido y al que se aparta del mal le roban lo que tiene.

Disgusto de Dios al ver que no hay justicia.
(Habla Isaías)

16 El Señor quedó asombrado al ver que nadie ponía remedio a esto;
entonces actuó con su propio poder, y él mismo obtuvo la victoria.
17 Se cubrió de triunfo como con una coraza,
se puso la salvación como un casco en la cabeza,
se vistió de venganza como con una túnica y se envolvió de ira como con un manto.
18 El Señor dará a cada cual su merecido; castigará a sus enemigos.
A quienes lo odian, les dará lo que se merecen;
aun a los que viven en los países del mar.
19 Todo el mundo, desde oriente hasta occidente,
respetará al Señor, al ver su majestad,
porque él vendrá como un río crecido
movido por un viento poderoso.

20 Vendrá como redentor de Sión y de todos los descendientes de Jacob
que se arrepientan de sus culpas.

El Señor lo afirma.
(Anuncio de la Salvación)
21 El Señor dice:
«Yo hago una alianza con ustedes y les prometo que mi poder
y las enseñanzas que les he dado
no se apartarán jamás de ustedes
ni de sus descendientes
por toda la eternidad.»

(Lo que estoy por pensar es que Isaías tenía más de cubano que de israelita).

No creo que sea muy fácil encontrar un texto que describa con tanto detalle la realidad que ha vivido Cuba a través de todos estos años. Si en 1959 hubo un cambio repentino en el curso de nuestra historia, estamos en vísperas de uno mucho más brusco aún, solo que esta vez en aras de un futuro seguro y digno para nuestra isla.

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