Isaías 26.
Canto de victoria….
……para Cuba.
 En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá:
1«Tenemos una ciudad fuerte.
  Como un muro, como un baluarte, Dios ha interpuesto su salvación.
  2 Abran las puertas, para que entre la nación justa que se mantiene fiel.
  3 Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía.
  4 Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna.
5 Él hace caer a los que habitan en lo alto y abate a la ciudad enaltecida:
  la abate hasta dejarla por el suelo, la derriba hasta hacerla morder el polvo.
  6 ¡Los débiles y los desvalidos la pisotean con sus propios pies!»
  7 La senda del justo es llana; tú, que eres recto, allanas su camino.
  8 Sí, en ti esperamos, Señor, y en la senda de tus juicios;
  tu nombre y tu memoria son el deseo de nuestra vida.
9 Todo mi ser te desea por las noches; por la mañana mi espíritu te busca.
  Pues cuando tus juicios llegan a la tierra,
  los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
  10 Aunque al malvado se le tenga compasión, no aprende lo que es justicia;
  en tierra de rectitud actúa con iniquidad, y no reconoce la majestad del Señor.
  11 Levantada está, Señor, tu mano, pero ellos no la ven.
  ¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados;
  que sean consumidos por el fuego destinado a tus enemigos!
  12 Señor, tú estableces la paz en favor nuestro,
  porque tú eres quien realiza todas nuestras obras.
13 Señor y Dios nuestro, otros señores nos han gobernado,
  pero sólo a tu nombre damos honra.
  14 Ya están muertos, y no revivirán; ya son sombras, y no se levantarán.
  Tú los has castigado y destruido; has hecho que perezca su memoria.
  15 Tú, Señor, has engrandecido a la nación;
  la has engrandecido y te has glorificado;
  has extendido las fronteras de todo el país.
  16 Señor, en la angustia te buscaron;
  apenas si lograban susurrar una oración cuando tú ya los corregías.
17 Señor, nosotros estuvimos ante ti como cuando una mujer embarazada
  se retuerce y grita de dolor al momento de dar a luz.
  18 Concebimos, nos retorcimos, pero dimos a luz tan sólo viento.
  No trajimos salvación a la tierra, ni nacieron los habitantes del mundo.
  19 Pero tus muertos vivirán, sus cadáveres volverán a la vida.
  ¡Despierten y griten de alegría, moradores del polvo!
  Porque tu rocío es como el rocío de la mañana, y la tierra devolverá sus muertos.
  20 ¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones y cierra tus puertas tras de ti;
  escóndete por un momento, hasta que pase la ira!
21 ¡Estén alerta!, que el Señor va a salir de su morada
  para castigar la maldad de los habitantes del país.
  La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada;
  ¡ya no ocultará a los masacrados en ella!
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